Sunday 9 September 2012

Mujeres al Mando


La pasada madrugada desperté de un salto…, sudado y aturdido, no me podía creer la pesadilla que había vivido. Era la segunda vez en la noche que despertaba, maldita madrugada. Primeramente había soñado que los hombres perdíamos el protagonismo y toda la hegemonía en el mundo, lo que supuso para mí un fuerte trauma, bastante difícil de superar. Dicen que los sueños duran un corto periodo de tiempo, pero para mí fue una eternidad. Veía como las mujeres nos remplazaban de todos los sitios. No sabía qué hacer, más que llorar…, me parece que anoche protagonicé una rabieta cómo si fuese un bebé.

Luego cuando entre taquicardias y sollozos logré conciliar el sueño, pude visualizar el cambio. La directiva de todos los países pertenecía a las mujeres, no existían Presidentes, Congresistas ni Parlamentarios hombres. Las amas de casas tenían las riendas, entre ellas colaboraban y se apoyaban utilizando la sabiduría y experiencia de las mujeres profesionales que fuera de casa trabajaban.

Al principio de mi segundo sueño, pensé que las mujeres se habían vuelto locas, claro…, habían destruido y quemado  todas las armas del universo. Después comprendí que no las necesitábamos. Por el precio de cada avión de combate habían construidos decenas de hospitales; con el presupuesto destinado a  misiles construyeron cientos de escuelas. El mundo era de ellas, los hombres quedábamos relegados  en casa, rodeados de ordenadores, televisores y apachurrados en el sofá. Al principio del cambio todos estábamos contentos con el control de nuestros respectivos mandos; a  pesar de que íbamos percibiendo los cambios de la sociedad en que vivíamos. Se acortaban las diferencias de clases, y hasta la prima de riesgo dejó de ser mala, puesto que ella también era fémina, y su actitud había cambiado.

Los bancos poco a poco desaparecían. Recuerdo la imagen de un parque en  dónde no habían mujeres, los hombres casados colmaban sus asientos, no sé si debido al uso de  implantes o por evolución propia de nuestra especie, pero juro haber visto a más de un padre darle el pecho a sus hijos. 

Mientras transcurría el tiempo todo lo masculino se desesperaba, la verdad..., es que se nos tenía prohibida la dirección de cualquier empresa y hasta pasado más de veinte años no podíamos ejercer ningún cargo público. Solamente por humanidad se les dió trabajo a solteros y viudos, mayormente en la construcción, recogida de basura o de vigilantes de seguridad, el resto estaba obligado a permanecer en casa realizando las tareas hogareñas.

A pesar de nuestro enfado éramos conscientes de la responsabilidad que tuvimos durante siglos para llevar por buen cauce el planeta. Ahora nos tocaría esperar y darles la oportunidad a las mujeres. Todos  coincidíamos en lo bien que lo habían hecho nuestras madres. Estábamos de acuerdo en que no era una cuestión de sexo, había llegado el momento de pensar en  cómo salvar a nuestra especie y al planeta, quién mejor que ellas qué sin pensar en géneros nos habían llevado durante nueve meses en sus entrañas.



frankca-dreams.blogspot.com

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