El tiempo se acortaba, empezaba a morir, traspasaba las nubes en busca de lo finito o quizás infinito, todo era desconocido y exageradamente hermoso a la vista, y aunque no sabía cuál sería mi destino me dejaba llevar por puro placer, la inmensa emoción que sentía era superior a todo, me creía muerto por lo que supuse que el infierno iba a ser mi nueva morada, o quizás ya estaba perdonado e iría directamente al paraíso ya que de cierta manera mis errores en la tierra no habían sido tan graves, pero nadie sabe…, en todo caso no esperaba lo peor, simplemente me daba igual y disfrutaba del viaje.
Al final llegué a mi destino luego de un tiempo determinado que no sabría explicar, tal vez fueron minutos, horas o varios días…, ahora eso no era lo importante, todo quedaría registrado en mi mente. Comencé descubriendo paisajes, imágenes inconfundibles y rostros familiares, pero nadie me esperaba y no sabía a dónde dirigirme, luego de un instante de dudas traté de descifrar los olores entremezclados que recibía, todos agradables y algunos totalmente desconocidos para mí. Todo era mágico, lo más parecido a un cuento de Hadas, jardines repletos de flores diversas y arboles de diferentes tamaños se abrían a mi vista, las diferentes altitudes del lugar hacían más perfecto el paisaje, no habían casas ni edificios, solamente personas, algunas sentadas en el pasto, otras caminando o paseando al parecer felizmente entre todo aquel esplendor.
Tenía que buscar ayuda, al menos necesitaba saber dónde me encontraba y me acerqué tímidamente a una pareja que supuse conocer o al menos pensé que los había visto con antelación, noté que no sintieron asombro alguno al preguntarle, ¿cómo se llamaba ese lugar?, ¿adonde había llegado?. Intercambiaron miradas de complicidad, para luego el joven responderme, haz llegado al final de tu viaje, contestación demasiado corta para mí, quería saber más, buscaba respuestas a tanta belleza y tranquilidad.
Era otro mundo nada parecido al nuestro, fui descubriendo más detalles, las personas no iban vestidas, simplemente cubrían sus partes más intimas, la temperatura era como si no existiese, me di cuenta que no precisaba respirar, pero a su vez estaba pleno de oxígeno y tenía más vitalidad que nunca, luego me percaté que no necesitaba beber como tampoco digerir alimentos, mi mente estaba prácticamente vacía, ya no estaban las preocupaciones que siempre me atormentaban, aunque recordaba todo, pero ya nada importaba, me sentía feliz estaba cumpliendo parte de mis sueños, un nuevo mundo, sin límites o barreras, de libertades sin condiciones, eternos silencios y profundas meditaciones, mientras yo vivía, sentía y disfrutaba de cada una de las nuevas emociones.
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