Paredes
destrozadas, múltiples cambios de colores, ahora todo era grisáceo, comenzaba a
verse la pobreza reflejada en algunos rostros…, la ciudad iba camino a
convertirse en un caos, eso sí un tanto armónica y hasta se podía hablar de una miseria
con clase y distinción, aunque ya muchos empezábamos a hacer una sola comida al
día, todavía contábamos con la ventaja de poder enviar mensajes desde nuestros
teléfonos móviles. La electricidad escaseaba pero manteníamos nuestros
televisores de plasma, la falta de combustible hacía que tuviésemos que
realizar largas caminatas para desplazarnos, lo que se convertía en la excusa perfecta para mostrar nuestros magníficos calzados de marca y eso sin
contar con la posibilidad de ir escuchando música y
chateando mientras mirábamos por la tableta la última serie bajada por
internet, también en casa cocinábamos orgullosamente con leña entre tanto
observábamos con deleite la hermosa cocina de inducción aún sin
estrenar en nuestras modernas viviendas. Nos estábamos cargando el planeta, el
aire contaminado y la polución de los mares no era preocupación, como tampoco era
importante el hecho de carecer de amigos, con los gigas y las memorias la
sociedad se conformaba y llenaba el vacio provocado por la deforestación.
Pero mi mente
acumulaba recuerdos y me dolía hasta el alma, todo estaba patas arriba, pensaba
y meditaba, claro… creía que encontraría la respuesta adecuada a todas mis
dudas y por ende a todos los males que me agobiaban, pero mirando
alrededor no veía preocupación, al parecer todos eran felices, era por lo que
habíamos luchado, vivíamos como lo habíamos soñado, yo también de alguna manera
había contribuido, pero ahora me sobraban las aplicaciones y las pantallas, ya
no quería interactuar con todas las terminales que tenía, buscaba a personas,
quería tener contacto físico con amigos y familiares, tampoco quería abandonar
el desarrollo obtenido y sus ventajas, pero estaba harto de chips, liftings y
silicona, de personajes creados y adorados por la sociedad.
Quería retornar
a mi mente el poder de elección, trataba de decidir y no lo lograba, ya no
salía a comprar, la maquinaria publicitaria pensaba y me asignaba sus ventas,
sabían lo que yo necesitaba, no me daban ni siquiera la opción del equívoco, ya
habían estudiado mis necesidades del próximo quinquenio, por eso no quería
dormir, temía que a mi alma se conectaran, ahora que comenzaba a despertar y en
mis sueños buscaba cómo deshacerme de todo lo que tuviese placas y gigabytes.
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