Tuesday 27 November 2012

En su Alma (continuación IX)



Mi vida lentamente se había ido inclinando hacía un terreno que yo desconocía, al principio reconozco que sentía mucha satisfacción de ser capaz de comunicarme con los muertos, pero luego comencé a sentir miedo, no por los espíritus en sí… sino por mi mismo, la inseguridad me estaba comiendo, no sabía cuando me acercaba a una persona, o ésta a mí… por qué lo hacía.

Comencé a confundir mis sentimientos, o tal vez… mis necesidades o la capacidad que tenía. Hacía unas tres semanas que había conocido a Pamela, una muchacha encantadora. Al principio, creí estar locamente enamorado de ella, luego empezaron las dudas, me di cuenta de que no era normal que tuviese tanta dependencia, la llamaba constantemente, le enviaba mensajes al móvil para saber cómo se encontraba. Por supuesto que para aquel entonces,  yo era consciente de la habilidad que tienen los espíritus de buscar ayuda en los demás para solventar sus pasiones, utilizando siempre todo tipo de tácticas para aproximarse a sus presas, y así poder cumplir sus objetivos, por eso comencé a dudar de mi mismo. Ya no sabía si era realmente amor, pasión… o simplemente estaba siendo víctima de mis propios conocimientos y había caído en la trampa de una entidad.

También había algo que me decía... que no debía intercalar mi vida personal con el espiritismo, mi cabeza rondaba la posibilidad de ir en busca de ayuda, tal vez algún buen psicólogo me podría decir… qué era lo que me estaba sucediendo.  Sí, tenía bien claro, que algo fallaba en mí interior.


Es muy difícil… desde adentro mirar hacia afuera, yo era capaz de ayudar a los demás, porque podía ver sus almas, me apoyaba en sus protecciones, o buscaba en los seres que querían apoderarse de sus cuerpos; pero no era capaz de hurgar en mi mente, no podía hablar con mi alma e introducirme en mi propio cuerpo.

Tampoco quería juzgar a Pamela, en todo caso ella también podía ser una víctima. Aunque después de recordar claramente el día en que la conocí, sorteaba mis dudas en una balanza… es cierto que siempre sentí inclinación hacia las mujeres como ella, que sin llegar a ser la más bella, te colmaba con sus encantos… refinada, de lento andar, pero segura de sus pasos y con una mirada penetrante... difícil de esquivar. Por otro lado estaba la realidad, de que nos habíamos conocido casualmente trabados en un ascensor, estuvimos más de una hora en espera de ser rescatados, durante ese tiempo hablamos prácticamente de todo, intentamos relajarnos conversando, desnudando nuestras vidas,  como si fuésemos a morir en aquella caja metálica.

No creía en el amor a primera vista, tenía como concepto que para llegar a enamorarse se necesitaba de un cúmulo de cosas, donde por supuesto la atracción física tenía su grado de importancia, pero yo apostaba más por la profundidad de la relaciones, la confianza mutua, la complicidad, el desinterés... de no ir sólo en busca de lo material y una serie de valores, que una vez concatenados, llevarían al verdadero amor. Lo que no acababa de entender era la exagerada simpatía que sentía por Pamela, pero y si yo estaba equivocado, tal vez mi constante vida entre muertos y espíritus me hacían ver fantasmas donde no lo habían. Se trataba de mi vida, tenía que buscar una solución.

Continuará...



frankca-dreams.blogspot.com

Thursday 22 November 2012

En su Alma (continuación. VIII)


Habíamos quedado en mi apartamento,  fue bastante puntual, desde que la vi lo único que noté en ella fue mucha preocupación, no pude percibir a ningún ser perturbador pululando a su alrededor. Exceptuando el espíritu de una señora mayor que nada más abrir la puerta se encontraba a su lado, pero estaba convencido que era un familiar cercano que la protegía.
Después de saludarnos e invitarle a entrar y tomar asiento en el pequeño recibidor de mi apartamento, le pregunté que si quería acompañarme con una taza de café, pero no quiso. Al  principio hablamos de todo un poco, sin acercarnos al tema que nos interesaba, hasta que pasado unos minutos entramos en materia y empezó a relatarme parte de su vida.
Me comentó que una de las tantas veces que le habían tirado las cartas, le salió que había una mujer que intentaba destrozar su matrimonio y que todo indicaba que esa señora le había hecho algún tipo de brujería para separarla de su esposo. Yo sabía que para qué existiese un daño espiritual, tendría que mediar un espíritu. Pero mientras más la escuchaba y miraba en su interior menos me parecía que algún muerto la estaba atormentando. De todas maneras al ser la primera vez que nos reuníamos no podía ser concluyente, por lo que intentaría investigar por otras vías para comprobar si realmente había un ser intentando destruirla.
Según Mariana durante los dos últimos años, su vida se había convertido en un verdadero tormento, estaba casada y tenía tres niños, uno de cuatro años, otro de seis y el mayor con nueve años. Llevaba varios meses intentando salvar su matrimonio, se había hecho adicta a los videntes y a la cartomancia en busca de soluciones. Trabajaba en una panadería y su esposo era taxista, no le sobraba el dinero, pero tampoco la economía del hogar era un problema para ellos.
Sentía que su esposo cada vez se alejaba más de ella, estaba convencida de que existía una segunda mujer, las discusiones en casa eran constantes y le preocupaba la crianza de sus hijos en medio de una familia que poco a poco se iba desestructurando.
Le pedí visitar su casa a una hora en que los niños no estuviesen, luego de pensar por un momento accedió, me dio su dirección y el día y a la hora en que nos veríamos. Mariana era bastante joven, pero su rostro no escondía el sufrimiento que acarreaba, no obstante su figura delgada y su vestir elegante la ayudaban bastante.
Acompañé a Mariana hasta la puerta de mi apartamento, sabiendo que no se iba satisfecha, quería haber escuchado más de mi parte, pero no quería apresurarme. Ese mismo día entré en contacto con su abuela, la señora que le acompañaba, pero poca información le pude sacar, tan sólo que su nieta era demasiado testaruda y no se dejaba ayudar fácilmente.
La tarde en que visité la casa de Mariana, comprendí que yo estaba en lo cierto, todo estaba limpio, no existía ningún espíritu. Sí pude sentir la carga de energía negativa que había en la vivienda, estábamos solos, los niños se encontraban en el colegio, su esposo trabajando, en cambio yo escuchaba sus discusiones, las constantes alteraciones de Mariana,  quién no era capaz de mantener el orden en su hogar, sobre todo los niños la superaban, a todo respondía con gritos y castigos. Cuando Alfredo llegaba en las noches, ya estaba completamente saturada.
Luego de haber recorrido toda la vivienda, nos sentamos en un cómodo sofá a conversar. Sus ojos penetraban hasta lo más profundo de mi mente, cómo si quisiese sacarme toda la información que quería saber sobre sus problemas familiares de un solo golpe.
Mariana… te explico un poco, yo creo que el único problema que tienes, eres tú misma, y la solución está en tus manos. Primeramente debes ir al médico, usted no necesita de un espiritista, lo que precisas es un buen psicólogo que te ayude a superar toda la carga que llevas encima.
Con todo el respeto que puedan merecer las personas que te han consultado anteriormente, yo te aseguro que no tienes ningún problema espiritual, lo que pasa es que para hacer algo de dinero, te pueden decir cualquier cosa. Cuida de tu familia y aférrate fuertemente a ella, con la guía de un buen profesional y el amor de los tuyos, recuperarás la tranquilidad de tu hogar.

frankca-dreams.blogspot.com
frankca-dreams.blogspot.com

Sunday 18 November 2012

En su Alma (continuación. VII)


Luego de recibir la confirmación por parte de Ernesto de que haría lo que le recomendé, me dirigí a casa, estaba bastante cansado.  No obstante durante el trayecto pensé en qué hacer para continuar con mi labor y sacar al espíritu de Mariano de la tienda.

Después de ducharme, intenté recuperarme, no quise pensar más y decidí leer algo antes de dormir. Debía aprender a desconectar por al menos unas horas de todo, no podía continuar pensando día y noche en los muertos.

Aun me quedaban un par de días para comenzar a trabajar y no tenía aclarada mi mente, no había decido qué hacer con mi vida. La comunicación con los muertos era extenuante, pero la necesitaba, y a su vez no me podía dar el lujo de dejar mi trabajo, por lo que decidí  compaginar las dos actividades, siempre pensando que una me ayudaría a realizar la otra.

Pasada una semana desde la última vez que había estado en la tienda de Ernesto, fui a verlo, quería volver a contactar con Mariano, desde casa por mucho que me concentrase no era  capaz de encontrarle, y estaba algo preocupado, ya que mayormente luego de haber efectuado el primer contacto con un muerto, podía invocarlo desde cualquier sitio en que me encontrase, en cambio con él era diferente, y yo tenía que saber si había depuesto su actitud de permanecer en el local.  En esta ocasión a pesar de verlo no pude comunicarme con él. Mariano se encontraba en el mismo pequeño almacén, ahora no puedo decir si realmente se percató de mi llegada, o tal vez simplemente ignoró mi presencia.

Su actitud de desgano me hizo comprender que empezaba a darse cuenta de la situación en que se encontraba, la verdad es que no me agradó verlo tan deshecho, más que cansado o ausente parecía estar desorientado, como si no supiese qué hacer con su alma sin cuerpo.

Después de mi fallido intento con Mariano, hablé con Ernesto, me comentó que no sabía si era sicológico o no, pero que hacía unos días veía mejoras en la tienda. Ya había realizado un par de misas en nombre del Sr. Castillo.

- Ahora mismo acabo de estar con Mariano, es cierto que ya no es el mismo ser, pero aún continúa aquí, y debemos hacer algo al respecto. Necesito que pongas unas cuantas flores en la tienda, sobre todo no te olvides de colocar un buen ramo en el almacén, ahí precisamente también debes poner un vaso de agua, eso nos ayudará a elevar su entristecida alma, el color de las flores da igual, pero si deben ser rosas y el vaso que coloques tiene que ser transparente, blanco del todo, entiendes bien lo que te pido.

Ernesto se encontraba algo atareado con las labores de su negocio, por lo que prácticamente no hablamos, tan solo respondió a mis peticiones afirmativamente. Yo estaba convencido de que esa sería la última vez que estaría en la tienda, en breve todo terminaría y Mariano elevaría su alma en busca de otros mundos.

Ese mismo día tenía concertada para la tarde una cita con una muchacha llamada Mariana, aunque no sabía exactamente qué le sucedía, estaba bastante emocionado por saber de qué se trataba mi trabajo en esta ocasión.

Continuará…


frankca-dreams.blogspot.com
frankca-dreams.blogspot.com

Tuesday 6 November 2012

En su Alma (continuación. VI)



Murió en el acto, pero el alma no aceptó abandonar su cuerpo, continuó aferrado a la tierra, a los libros, a la vida que conocía. Sus padres ya eran mayores y estaban jubilados, al no poder hacer frente al negocio, se vieron obligados a cerrar,  y vender el local luego de la repentina muerte de su hijo. En cambio, Mariano ahí quedó, tal vez porque no supo elevar su alma, por lo que continuó viviendo entre penumbras, escondido, relegado en un rincón de la antigua librería. Atormentado porque no aceptaba el cambio. Deambulaba por toda la tienda, e intentaba en vano comunicarse con los clientes. Algo que ciertamente no consiguió, pero si fue capaz de interferir en las mentes de muchos de ellos, influía negativamente para que no comprasen. Generaba tanta energía negativa con su presencia, que incluso los empleados de la tienda se equivocaban constantemente en sus labores. Las ventas disminuían, y Mariano cada día creía más, que su oportunidad se iba acercando.

- Sr. Castillo, yo le puedo ayudar, pero tendría que aceptar primeramente ciertos cambios en su vida que al parecer desconoce.
¿Usted me puede decir qué día es hoy? ¿En qué año estamos?

- Ahora mismo la verdad es que no lo recuerdo, pero no le veo la importancia. A mí me da igual que sea Lunes o Jueves, éste sigue siendo mi negocio como ya le dije anteriormente.

- Lo que verdaderamente usted no recuerda es que murió, pero puede que sí recuerde el día en que luego de sentir un dolor en el pecho, se desplomó usted de la escalera.

Mariano no me supo responder, pero pude encontrar dentro de su silencio la respuesta, sí que recordaba aquel día. Su dedicación durante años al negocio familiar le impedía abandonar el lugar. Fue entonces que supe, que sería prácticamente imposible hacerle entender, necesitaría demasiado tiempo para que continuase con el próximo paso después de su muerte, elevar su alma.

Recuerdo que salí del pequeño almacén y allí lo dejé como mismo lo había encontrado, ausente y taciturno en su rincón.

Ernesto se encontraba revisando algunos documentos cuando entré en el salón principal de la tienda. Exhalé un poco de aire, sequé el sudor de mi frente con un pequeño pañuelo, y esperé unos segundos a que archivara unos papeles y guardase la carpeta que sostenía en la mano.

- Ya he localizado el verdadero origen, de parte de tus problemas en la tienda.

- Explícame cómo es eso, no me puedo creer que de la noche a la mañana resuelva todas mis deudas y los líos en que me he metido desde que abrí esta maldita tienda.

- Ernesto, tienes toda la razón, pero tampoco creo que tardaremos tanto tiempo en resolverlos. Se trata en realidad de una larga historia.
Le expliqué claramente todo lo que sucedía. Le hablé de la importancia de haber descubierto el por qué de sus problemas en la tienda y de lo que deberíamos hacer de ahora en adelante.

- Carlos, sinceramente yo lo llamé a usted debido a la desesperación que tenía, y aunque realmente no creo mucho en estas cosas, estoy a su entera disposición para solucionar todo esto. Y en cuanto al dinero no se preocupe usted, que si verdaderamente me ayuda, le pagaré bien por su trabajo.

- Le agradezco mucho su intención, pero no suelo cobrar por esto, lo único que tendrá que hacer todo cuanto le vaya diciendo. Para empezar tendrá que ir a la iglesia.

- Cómo que a la iglesia, yo no soy creyente.

- No se preocupe usted, que yo tampoco suelo ir a la iglesia, ni me rijo por ninguna religión, pero sí creo en el poder de la mente.  Simplemente utilizaremos las misas que ahí celebran los feligreses, para que nos ayuden a elevar el alma de Mariano. Los rezos y plegarias son buenos para las almas en pena, y mucho más hechos en conjunto.

- La verdad es que no me veo rezando en una iglesia.

- Ernesto usted no tendría que rezar, lo único que tienes que hacer es pedirle al sacerdote una misa a nombre de Mariano Castillo, ellos se encargarán de los rezos. 


En su Alma (continuación. VI)
frankca-dreams.blogspot.com