Fidel se afeita la barba

Sonaba  el timbre del teléfono una y otra vez, supongo que serían alrededor de las seis de la mañana, me costó incorporarme un poco, respondí con un sí..., más que tembloroso, algo dubitativo… era él , no olvido su voz, fueron muchos años escuchando sus discursos, como para no reconocerlo:

- Frank, necesito que me traigas rápidamente una buena máquina de afeitar.

- ¿Es usted comandante?

- Si hijo mío, recordé que siempre has sido fiel a tu patria y sé que no me fallarás, me tengo que afeitar y sabes que no confío en nadie, últimamente las cosas por aquí no andan muy bien y con todo lo sucedido internacionalmente, prefiero afeitarme antes que poner mi barba en remojo.

- Comandante, pero yo no sé cómo hacerle llegar ahora mismo una maquinita de afeitar, la verdad es que estaba dormido y…

- Qué coño dices, aquí todo se sabe, o es que piensas que no sé que cada vez que te da la gana entras volando, violas nuestro espacio aéreo, entras sin permiso y nunca te hemos dicho nada, ahora te toca devolver los favores.

- Está bien, ahora mismo saldré en busca de una buena maquina.

- Frank, no hará falta que te recuerde que aun tienes familia aquí, no quiero ni pensar que le sucedería si no cumples con tu revolucionario deber.

-  Eso ya lo sé comandante, precisamente por eso creo que lo mejor para usted sería abandonar la isla, o es que piensas que  no te reconocerán si te afeitas la barba, aún estas a tiempo.

- A tiempo de qué, no me compares, mi pueblo me quiere y aún necesita de su máximo líder.

- Después de tantos años es cierto que tu pueblo te quiere, pero te quiere lejos, te quiere fuera, no soporta más tu presencia, mira a tu alrededor comandante, te van quedando pocos líderes amigos, todavía Chávez te puede echar una mano, si yo estuviese en su lugar ahora mismo abandonaría o prefiere también terminar en una cloaca como su amigo Gadafi. Le estoy siendo sincero, yo no le engañaría nunca, pero recuerdas cuantas veces nos mentiste a todos los cubanos, tú piensas que la gente olvida, callamos y esperamos, solo eso comandante, pero me parece que ya no quieren callar más, no quieren continuar escuchando sus falsas promesas de bienestar, libertades y desarrollo. Te das cuenta que cuando un pueblo dice basta, no se puede controlar, es capaz de cometer actos violentos, pero necesarios para sacar al menos un poco esa ira acumulada durante años.

- Mariconson…mariconson…

Fue lo último que escuché de aquella conversación, se había alterado nuestro máximo líder, no aguantó y prefirió insultarme, ahora mismo no sé, sí se afeitará  o  escuchará mi consejo y se marcha de una vez.

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Parricidas

Detrás de cada parricida debe haber un psicópata, no puede ser que se trate de alguien que  un buen día decide ser bien malvado  y comienza a matar a su propia familia. No creo que una persona pueda ser tan mala como para castigar a su pareja matando a sus hijos, por el simple hecho de vengarse, por sentir celos, o porque sé siente abandonado y prefiere quitarle

al otro lo que más quiere, utilizando  diversos argumentos nada lógicos.

Claro que todas las  personas que cometen actos tan detestables deben ser castigados, y aunque es cierto que muchas veces los parricidas están bajo los efectos del alcohol o alguna otra droga, se sabe que  la inmensa mayoría de éstos,  luego no sienten el más mínimo remordimiento por lo que han hecho.

Mayormente se intenta demostrar por parte de los profesionales que se dedican a estudiar estos casos que la persona aunque tenga o esté sufriendo una depresión grave o cualquier otra enfermedad mental, sabe discernir entre el bien y el mal en todo momento, por eso son castigados y no tratados como enfermos.

No pretendo abogar por estas personas y mucho menos  justificar sus actos, pero me cuesta creer que detrás de un parricida no haya una disfunción mental total, no se puede querer durante años a alguien,  sobre todo cuando se trata de hijos menores de edad, para luego por un arrebato quitarles la vida.

Es posible que nos equivoquemos   cuando se trata de casos de invención de la familia perfecta, y  estamos delante de alguien que solo en su mente se ha formado un mundo diferente al que vive en realidad, además su comportamiento, salvo en algunos casos, suele ser de total normalidad, pero cuando  todas las mentiras y la manipulación a la que somete durante años a todo aquel que los rodea, para lograr una buena aceptación dentro de su propio núcleo familiar, y por parte de la sociedad en la que vive, como un magnifico individuo, es desenmascarada, estalla y brota su verdadero yo, es ahí cuando comienza la matanza, lo que igualmente demuestra que detrás de todos  estos personajes, existe alguna anomalía psíquica, y al verse descubiertos no son capaces de aceptar la realidad.

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Sin esperanzas

Nuestro querido gobierno revolucionario tiene gran parte de culpa de todo cuanto sucede hoy día en la isla, pero no todo debe ser su responsabilidad, independientemente del trabajo sucio que han venido realizando durante décadas, mediante calumnias y descréditos a todo aquel que de alguna manera se les ha enfrentado o no ha querido seguir su línea política. Me parece que todos nosotros tenemos un grado de culpabilidad en lo que nos ha tocado vivir en los últimos años, nos pueden moldear y hasta diseñar de qué manera quieren que pensemos y actuemos, pero no pueden llegar nunca a nuestro interior, a lo más profundo de nuestras almas, no somos ordenadores meticulosamente programados, simplemente nos dejamos manipular, buscamos intereses personales en cada acto que acometemos, de cierta manera para muchos es más fácil que piensen por nosotros, sobre todo estando apoyados por el sistema, es más cómodo que alguien diga lo que tenemos que decir, así nos sentimos menos culpables por nuestros actos.

La muerte de la activista Laura Pollán, ha creado una serie de división de opiniones dentro y fuera de la isla que me dejan perplejo, y la verdad es que a veces no doy crédito a los comentarios que he estado  leyendo al respecto en los últimos días. Pero confío plenamente en el tiempo, y sé que se encargará de poner las cosas en su sitio, algún día sabremos con exactitud, qué sucedió realmente y este caso dejará de ser una de las tantas interrogantes que tenemos los cubanos.

Lo que realmente me sorprende  es, cómo se puede vivir en una sociedad donde la vida de un ser humano no vale nada, sí políticamente no es de mi bando, pues bien muerta está, si existió o no algún tipo de complot para ayudar a morir a esta batalladora mujer, da igual. Me parece que en Cuba estamos rozando los límites de la tolerancia, la convivencia y el civismo, así de crudo. No sentimos el más mínimo respeto por el ser humano, solo cuentan  los ideales políticos, nos hemos enfrascado en una lucha sin sentido, priman nuestros intereses personales y el consumismo barato. Existe manipulación de ambos lados. Cuando ni los buenos son tan buenos, pero los malos ni siquiera llegan a ser malos, para mi  todos se convierten en seres perversos, capaces de venderle su alma al mismísimo diablo.

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Cuánto vale un ser humano

La polémica que genera el uso por parte de los inmigrantes sin papeles o indocumentados del sistema de salud y la dificultad que tienen gran parte de éstos para recibir atención médica ha hecho que me pregunte ¿Cuánto vale realmente la vida de un ser humano?

Estoy de acuerdo que los ingresos de cada cual deben estar relacionados a sus esfuerzos y conocimientos, pero no podemos darle un valor determinado a la vida de cada persona, en cuanto a derechos no deberíamos diferenciar a  nadie, pero el  dinero marca nuestras vidas y queremos darle un valor monetario a todo cuanto existe, claro que no  queremos que muera nadie, pero la salud queda a un lado cuando tocamos el tema monetario,  nos preocupa más el gasto, el dinero…, siempre el dichoso dinero está en nuestras mentes.

Al parecer suponemos que el valor de cada individuo es equivalente a cuanto entrega éste a la sociedad en la que vive, todos sus conocimientos, los años dedicados a formarse en determinada profesión y su intelecto es lo que cuenta. No vale lo mismo la vida de un panadero, que la de un médico o un arquitecto.

Aunque no creo que exista una persona imprescindible y todos tenemos sustitutos, además no somos precisamente activos fijos de la sociedad, simplemente somos y estamos hoy aquí y mañana no sé donde, deberíamos ser y estar todos por igual.

Podemos valorar más la vida de un panadero que la de un médico en dependencia de las necesidades de cada cual. A mí en lo personal eso de amasar harina no me hace gracia, prefiero comprar el pan calientito y crujiente, no tengo el gusto de conocer personalmente a mi panadero, pero lo quiero, cada mañana disfruto del resultado de su esfuerzo.

En cambio el trabajo de un médico, claro está que lo valoro, pero no me interesa visitarlo, para mí es como el mecánico de mi cuerpo, lo quiero de lejos, prefiero entrar a internet y buscar yo mismo la solución a mis dolencias, no me gustan los hospitales con sus olores, por supuesto que cuando ni yo mismo sé lo que tengo no me queda otra que asistir a consulta.

Tampoco queremos por igual a los arquitectos, no valoramos  igualmente la vida de Gehry, que la de Pepito, quien también hizo una obra maravillosa, el edificio donde vivo, y la verdad que no sé ni cómo se llama este arquitecto, pero claro el Sr. Frank Gehry está avalado por infinidades de obras, quién duda que El Museo Guggenheim sea una obra maestra, pero señores a mí me tocó vivir en el apartamento creado por Pepito, por eso lo quiero más que al mismísimo  Gehry. 

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