Eran casi las doce de la noche, estaba en casa leyendo algunos apuntes
que iba recopilando en una pequeña agenda a modo de recordatorio. De vez en
cuando tenía que parar y atender a Teresa, que se encontraba justo a mi lado.
Cada vez que conversábamos me decía lo mismo. Bueno, la verdad es que aunque
siempre decía conversar, mi comunicación
con los muertos era telepática, intercambiábamos pensamientos, no articulábamos
palabra alguna, eso sí, nos entendíamos a la perfección:
- Tú no eres capaz de imaginar lo que yo he sufrido…
- Claro que estoy consciente de todo lo que has pasado en vida. Pero
tienes que darte cuenta de tu actual situación, ahora en vez de buscar venganza
deberías concentrarte en crecer. Tienes que habitar otros cuerpos para que así
puedas ascender en la escala espiritual. Los años van pasando y continúas en el
mismo sitio.
- Cómo quieres que esté tranquila sabiendo que Roberto formó una familia
y a nosotros nos dejó en el olvido; pasé mucho trabajo para criar sola a
nuestro hijo.
- Y tú crees que actuando así obtendrás algún beneficio. Todo lo
contrario, deberías asumir que ya no
tienes cuerpo. Intenta tocarme y lo comprobarás. Puedes sentir…, e incluso
influir en nosotros, y hasta podrás disfrutar de muchas cosas de la vida
terrenal a través de la persona que encarnes, pero para ti será solamente
imaginación. Tienes que ser más sensata y no actuar simplemente por despecho.
Utiliza tu mente para que veas el universo que tienes por delante. Además, tú bien
sabes que estás muerta, por qué tanta insistencia, qué recibes a cambio. Estas
siendo demasiado egoísta, tu hijo también necesita de ti; y solamente lo podrás
ayudar cuando seas capaz de olvidar tu vida pasada y crecer.
Debido a la intransigencia de Teresa tuve que cambiar de plan. Entré en contacto con entidades
que se encontraban en una estadía superior a la de ella, necesitaba a un
espíritu fuerte en convicciones. Su
principal función sería brindarle protección a Carolina y bloquear los deseos
de venganza de Teresa.
Por su experiencia y elevado desarrollo espiritual me decidí por Gímena,
quien en vida fue maestra en una escuela
primaria, y después de su muerte supo crecer como espíritu. Había habitado el
cuerpo de personas que se encontraban en situaciones diversas, entre ellas
algunas parecidas a la de Carolina. A quienes ayudó sin olvidar que ya ella no pertenecía
al plano terrenal, comprendía perfectamente que se encontraba en otra etapa de
su vida, carente de cuerpo.
Lo más difícil fue convencer a Carolina de la necesidad que teníamos de
colocarle un espíritu protector que la guiase en todo momento. Habían cosas que
Carolina tendría que cambiar para que todo esto fuese efectivo. No podía
continuar juzgando a los demás sin conocerlos, el miedo que sentía, y los complejos
que la llevaban a ver en cada persona a un enemigo, tenían que ser erradicados.
Le expliqué que podía continuar con su vida, pero que tendría que
colaborar para que tuviese una vida más digna. Debía facilitar a Gímena el trabajo
que yo le había encomendado, le comenté que sería mejor que retornase a
estudiar. Mientras más tiempo tengas para ti, menos…
continuará...
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