Monday 13 June 2011

La casa de Fidel Castro

Hacía varias semanas que no iba a mi Habana, en esta ocasión, más que extrañarla me invadía una curiosidad, siempre desde pequeño me pregunté cómo viviría nuestro querido comandante, por lo que ahora que era capaz de volar y hacerme invisible era mi oportunidad, aunque desde hace tiempo tengo ésta capacidad, lo cierto es que me daba miedo, temía ser descubierto. La pasada madrugada me llené de valor y volé directamente a Jaimanitas en dirección de la casa de nuestro líder.
Aun no había amanecido cuando aterricé en la azotea de la que parecía ser la casa principal de todo el complejo, todo estaba exageradamente iluminado, habían cuatro guardias en toda la azotea, dos caminaban recorriendo toda la superficie y los otros se mantenían a cada extremo del tejado, parecían mirar hacia el cielo, mientras tanto yo buscaba por donde bajar hacia el jardín, temía volar y chocar con alguna rama de los diferentes arboles que rodeaban la residencia.
Accedí por la entrada principal junto a uno de sus escoltas que entraba, caminaba cuidadosamente a pesar de que no podían verme, además de temer chocar con algún mueble, estaba como estupefacto, no creía lo que estaba haciendo, y tampoco quería perder detalle alguno. En el recibidor no recuerdo haber visto más que una pequeña mesita, las paredes estaban sobre cargadas de fotos de nuestro comandante con diferentes personalidades, luego pasé a una habitación que  era un despacho, no sé si de uso común, la decoración de la casa hasta donde había visto  era algo incongruente, los muebles no guardaban ninguna uniformidad, eran de diferentes estilos, supongo que eran los que habían reunido los requisitos revolucionarios, dentro del silencio terrorífico de aquella casa comencé a escuchar un ligero ronquido, intenté seguir el sonido, evitando tropezar con algún que otro guardia que por ahí andaban, hasta que llegué a su dormitorio, dormía solo, la cama era grande, pero nada ostentosa, estaba ahí junto a mí, dormía plácidamente mi ídolo, mi verdugo, el culpable de todos mis males, recuerdo que me llamó mucho la atención de cómo era capaz de dormir con la luz encendida, cubría parte de su anatomía con una sabana roja, habían dos butacas una a cada lado de la cama, cada una ocupada por un guardia, estaban tranquilamente leyendo, pero yo quería seguir indagando en otras habitaciones, cuando iba saliendo sonó una especie de alarma, me asusté a morir, pensé que había sido descubierto, me quedé parado a un lado de la puerta del dormitorio, estaba sudado y mi corazón latía bruscamente, aunque no era capaz de verme, pasado un par de minutos me di cuenta que había sido una sirena para despertar a todos en la casa, observé en un reloj que eran las 6:00 am, enseguida comenzó el movimiento, todos iban hacia un mismo lugar, los seguí, era la habitación que utilizaban como comedor, recuerdo un lienzo de  Guayasamín, entre otras pinturas que cubrían las paredes, no habían fotos familiares.
 La mesa era como para doce comensales, y casi estaba llena, Fidel en un extremo,  Dalia en otro y luego solo reconocí a uno de sus hijos que creo se llama Alejandro, a los demás no los conocía, llegué a pensar que intuían mi presencia por su comportamiento, todo era muy silencioso, no hablaban, vaya familia me dije, los empleados entraban y salían con bandejas, no se escuchaba nada, luego me percaté que la mesa no tenía patas, las patas eran humanas, eran cuatro guardias agachados los que sostenían el sobre de madera que la formaban, que imaginación, cuanta seguridad, con un cálculo milimétrico, los guardias ayudaban inclinando hacia un lado u otro  la mesa a nuestro comandante con la sopa que ingería, mientras tanto Fidel también leía algo en un portátil, yo estaba quieto en una esquina de aquel salón, no me agradaba lo que veía, el silencio me consumía, me estaba poniendo nervioso, por lo que decidí marcharme desilusionado de la mierda de casa de nuestro comandante.

frankca-dreams.blogspot.com

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