Monday 22 July 2013

Carnes y Deseos

-¿Cómo te llamas?
- Ahora mismo no sé si al nacer me pusieron algún nombre.
-Todos tenemos un nombre, si no me lo quieres decir… al menos invéntate uno para poder dirigirme a ti.
- Eso no es lo más importante entre nosotros, lo que sentimos entre sí, nada tiene que ver con la comunicación, es simplemente el deseo de la carne lo que nos impulsa a desearnos tanto. Por ese motivo tampoco me interesa saber tu nombre, ni dónde vives y mucho menos si tienes pareja o no.
El verano había llegado con intensidad, la mar estaba tranquila y hasta  parecía silente, no obstante las pequeñas olas que entraban en la arena y mojaban constantemente sus pies mostraban su grandeza, y aunque el reflejo de los rayos del sol por momentos encandilaban sus ojos, podían ver perfectamente sus cuerpos y cada minuto que pasaba se deseaban más.

Pero a él le gustaba el juego de la seducción y quería esperar…
La invitó a darse un baño juntos, ella no accedió, simplemente le respondió, tal vez más tarde y vio como su cuerpo entraba lentamente en el agua mientras ella disfrutaba de su esbelta figura.

Era la tercera ocasión que coincidían en la misma playa, nunca antes habían hablado entre ellos, solamente intercambiaban miradas seductoras, pequeñas sonrisas y gestos cómplices que confirmaban la atracción que sentían ambos.

Ya de regreso a la arena, cogió su toalla para secarse un poco y volver a tumbarse al lado de aquella preciosa mujer. Espera un momento dijo ella, ahora sí deseo que nos demos un baño juntos, lo tomó de una mano aún mojada y lo condujo hacia el mar.

-¿Supongo que sepas nadar?
- Por supuesto respondió él.
-Entonces intenta alcanzarme… nadó todo lo rápido que pudo, se alejó a unos treinta metros de la orilla y se detuvo… esperó a que él llegase… ya tenía atado a una de sus piernas el pequeño bikini color negro que usaba, cuando lo tuvo a su alcance, dirigió sus brazos para que la abrazase mientras ella se aferraba con sus piernas a su cintura, luego le susurró al oído, hazme tuya ahora, la fresca temperatura del agua no impidió que él sintiese el calor de su sexo en su abdomen,  tienes razón a quién le importa tu nombre si lo que realmente deseo es solo tu cuerpo.

Frank Cañizares

frankca-dreams.blogspot.com

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